True colors

—¿Bromeas Abby? —preguntó echándose el cabello para atrás— ¡Eso es algo que querías! Me lo dijiste muchas veces. No tienes por qué "consultarme" ¡tienes que hacerlo!

me pasé un buen rato contestando preguntas. Llegué a las doscientos mil visitas y no podía creer.

— Gracias Anthony. Y tenemos exactamente dos días.
—Dos días y —miró su reloj— catorce horas con treinta y cinco minutos.
—Lo dijo él

mí me gusta ver el mundial.

—Espera, espera. No me lo creo. ¿Dijiste que sí?
—¡Que sí! ¡Cállate antes de que me arrepienta! —sonreí jalándolo del cuello y besándolo nuevamente.
Y besarlo era lo que estaba único bien en el mundo.

—Vuoi essere la mia ragazza? —gritó mirándome, yo reí y mordí mi labio. Él se tapó la cara— Por favor no me golpees.
—Sì, Nate.

—¡Eso fue genial!
—¡Lo sé! —gritó Nate.
Y luego lo besé.

—Qué agresiva eres.
—Así te gusto.
—Touche —mencionó sentándose a mi lado.

Abby -me llamó y alcé la
cabeza un poco-ya te lo dije y a partir de ahora no me voy a callar lo que sienta. Me gustas, ¿sí? Y gracias, gracias por mostrarme los verdaderos colores de la vida.

Ni siquiera tenía planeado hacer esto, pero esa chica me enseñó que las cosas que salen de improvisto son las mejores. Y últimamente esa sonrisa, incluso su torpeza ha desaparecido. Y quiero a esa Abby de vuelta.