El Vizconde Demediado

Pero las naves ya estaban desapareciendo en el horizonte y me quedé aquí, en este mundo nuestro lleno de responsabilidades y fuegos fatuos.

— Oh, Pamela, esto es lo bueno de estar partido: el comprender de cada persona o cosa del mundo la pena que cada uno y cada una tienen por su propia incompletez.

— ¡Doctor! ¡Doctor Trelawney! ¡Lléveme con usted! ¡No puede dejarme aquí, doctor!
Pero las naves ya estaban desapareciendo en el horizonte y me quedé aquí, en este mundo nuestro lleno de responsabilidades y fuegos fatuos.

Pero el matrimonio se celebró regularmente; los novios dieron el sí y se cambiaron la alianza, y el cura dijo:
— Medardo de Terralba y Pamela Marcolfi, yo os uno en matrimonio.

"¡Ay, ay de mí -se dijo-, precisamente soy yo la que él quiere!"

— Venga, venga, no pierdas la cabeza, no exageres -respondieron los viejos, como acostumbran a responder siempre los viejos, cuando no son los jóvenes los que les responden así.