Libros
Steven Johnson

Las buenas ideas

El tópico dice que es de madrugada, que el genio está solo en su despacho o en su laboratorio, inclinado sobre un trabajo absorbente que le aparta del mundo, cuando ¡flash!: le llega la idea como por milagro, como un chispazo repentino que le hace gritar “eureka”. Pero Steven Johnson argumenta en este libro que ese tópico es la excepción y no la regla.

Según esta fascinante, accesible, entretenidísima «historia natural de la innovación», las ideas llegan a los cafés antes que a los laboratorios, a los barrios céntricos antes que a las casas aisladas y a las salas de reunión antes que a los despachos del último piso.

En este libro se narra la aparición de la contabilidad de doble entrada, la imprenta o YouTube con un mismo espíritu: el ansia de averiguar cómo se abre paso una idea revolucionaria, cómo funciona la creatividad y cómo afectan el mercado, las patentes y los derechos de autor a la salud de las ideas. Y esa narración nos permite entender dónde están las raíces de la innovación, y a la vez nos brinda muchas estrategias útiles para cultivar nuestras propias buenas ideas.
367 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2016
Año de publicación
2016
Editorial
Turner
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Opiniones

  • Gerardocompartió su opiniónhace 6 años
    👍Me gustó
    💡He aprendido mucho
    🚀Adictivo

    Increíble texto, si les interesa leer sobre creatividad y sociedad, es una lectura muy recomendada.

Citas

  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 5 meses
    Aquel que recibe de mí una idea, recibe una instrucción que en nada merma la mía; de igual modo que quien se ilumina gracias a mi idea, toma esa luz sin oscurecerme a mí. Parece peculiar y benevolentemente diseñado por la naturaleza el que las ideas se expandan en libertad, de uno a otro, por todo el globo, para la instrucción moral y mutua del hombre y para mejorar su condición, y de ahí que la naturaleza las haya creado, como el fuego, expandibles sin límite por el espacio, sin que en ningún momento pierdan densidad; y, como el aire en que respiramos, nos movemos y mantenemos nuestro ser físico, incapaces de quedarse confinadas o de someterse a una apropiación exclusiva. Las invenciones, por naturaleza, no pueden ser sujeto de propiedad.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 5 meses
    Hoy, el carácter interconectado de la vida moderna nos enfrenta al problema opuesto: es mucho más difícil detener la información –evitar que se derrame– que ponerla en circulación. La consecuencia de todo esto es que las empresas privadas que deciden proteger sus activos intelectuales se ven obligadas a invertir tiempo y dinero en construir barricadas de escasez artificial. Sin embargo, los que participan en el cuarto cuadrante no tienen gastos: pueden concentrarse en generar ideas nuevas, no en construir fortalezas alrededor de las viejas. Y, dado que esas ideas son libres de circular por la infosfera, pueden venir otras mentes de la red a afinarlas y expandirlas.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 5 meses
    Hoy en día, la mayor parte de la investigación académica se ajusta a los parámetros del cuarto cuadrante: las ideas nuevas se hacen públicas con el objetivo explícito de permitir que los demás participantes las afinen y sigan construyendo encima de ellas, sin más restricciones de circulación que la de citar su fuente.

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