Ludwig Von Mises

La acción humana

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En la presente obra, se expone, con admirable lógica y claridad, los principios y fundamentos esenciales de la ciencia económica, encuadrada en una teoría general de la acción humana o praxeología. Sobre esta base, y siguiendo una metodología apriorístico-deductiva en la línea de la concepción subjetivista típica de la Escuela Austriaca, se analizan también las principales cuestiones de la Economía y de la Política Económica de nuestro tiempo. El cálculo económico y monetario, el funcionamiento del mercado y la formación de los precios, el dinero, el interés y el crédito, los ciclos económicos, la crucial función del empresario y de los factores de producción, especialmente el capital y el trabajo, el papel del gobierno en la economía, el intervencionismo, la manipulación del dinero y el crédito, la fiscalidad, la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo, el sindicalismo, el corporativismo, la economía de guerra, así como el lugar que la Economía ocupa en el sistema de las ciencias y en la sociedad, etc., son los principales temas que conforman esta obra magistral, formidable construcción teórica realizada -en palabras del principal discípulo de Mises, el Premio Nobel Friedrich A. Hayek— por “uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo”.
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Citas

  • Jesús Icompartió una citahace 3 años
    Tales son en esencia las enseñanzas de diversas filosofías indias, especialmente el budismo, así como del pensamiento de Schopenhauer. La praxeología no se interesa por tales doctrinas. La posición de nuestra ciencia es totalmente neutral ante todo género de juicio valorativo y la elección de los fines últimos. La misión de la praxeología no es aprobar ni condenar, sino describir la realidad.

    La praxeología pretende analizar la acción humana. Se ocupa del hombre que efectivamente actúa; nunca de un supuesto ser humano que, a modo de planta, llevaría una existencia meramente vegetativa
  • Jesús Icompartió una citahace 3 años
    Ahora bien, el que los animales y las plantas reaccionen en forma cuasi deliberada no debe parecemos ni más ni menos milagroso que la capacidad del hombre para pensar y actuar o la sumisión del universo inorgánico a las funciones que la física reseña o la realidad de los procesos biológicos que en el mundo orgánico se producen. Son hechos todos ellos milagrosos, en el sentido de que se trata de fenómenos irreductibles para nuestra capacidad investigadora.

    Este dato último es eso que denominamos instinto animal. El concepto de instinto, al igual que los de movimiento, fuerza, vida y consciencia, no es más que un nuevo vocablo para designar un fenómeno irreductible. Pero, por sí, ni nos «explica» nada ni nos orienta hacia causa alguna próxima o remota[10].
  • Jesús Icompartió una citahace 3 años
    En tal sentido suponemos que es el instinto lo que gobierna la cuasi deliberada conducta animal, así como las inconscientes, pero no por eso menos útiles, reacciones de nuestros músculos y nervios. Ahora bien, el hecho de que personalicemos a este desconocido elemento de la conducta como una fuerza y le llamemos instinto en nada amplía nuestro saber.

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