La lectura de las cartas que el preso escribía a Elena consiguió inflamar a Ira. Muy pronto trabó relación con un carterista que cumplía condena en la prisión regional. Éste salió en libertad poco después y la historia tomó el cauce que establecen las leyes del género trágico… El tipo le juró amor eterno, se casaron, y muy pronto Tolia, que así se llamaba el galán, se dio a la bebida… Ira llegó al matrimonio con tres hijos, como le decía antes, y con Tolia tuvo dos más… Cada noche, Tolia armaba unos escándalos tremendos y la perseguía por toda la aldea. Y cada mañana, cuando se le había pasado la borrachera, lloraba lágrimas de cocodrilo y juraba enmendarse. ¡Ira también es una mujer bellísima, por cierto! ¡Y muy lista! Pero nuestros hombres son incorregibles y siempre acaba asomando la bestia que llevan dentro…