La naturaleza del trastorno psicopatológico ha sido motivo de controversia desde que existen tanto la psicología como la psiquiatría. Una tendencia de esta disciplina, como especialidad médica que es, ha intentado justificar su rol dominante mediante la afirmación de que la locura y el sufrimiento psicológico son esencialmente enfermedades del cerebro o del cuerpo. A pesar del rechazo que ha provocado, esta perspectiva reduccionista se ha ido imponiendo durante las últimas décadas. Como resultado, los psicofármacos no solo constituyen la base principal del tratamiento psiquiátrico moderno, sino que son recetados a millones de personas.
Al mismo tiempo, la industria farmacéutica, cuyos beneficios han crecido considerablemente, ha contribuido a transformar en enfermedades psiquiátricas problemas que antes eran vistos como propios de situaciones sociales o interpersonales, y sus campañas publicitarias han convencido a millones de personas de que necesitan consumir psicofármacos. Es decir, la presión ya no solo procede de los profesionales, sino también de potenciales clientes.
Con una visión menos cargada de apriorismos de lo que suele ser habitual, Joanna Moncrieff nos describe en la presente obra cómo funcionan los psicofármacos. Rechaza la forma de usarlos centrada en la enfermedad, carente de evidencias que la apoyen, y propone redefinir la relación entre el paciente y el prescriptor, valorando de forma más realista los probables riesgos y beneficios del consumo de dichas sustancias, y teniendo en cuenta que su capacidad para mejorar la vida de las personas es limitada. Hablando claro es un texto de obligada lectura tanto para profesionales -psiquiatras, médicos, psicólogos y otras profesionales asistenciales— como para pacientes o potenciales consumidores de psicofármacos.