M.B. Brozon

J.J. Sánchez y el cocodrilo que lloró de noche

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  • Brencompartió una citahace 3 años
    Un muchacho joven de lentes contó que las guacamayas sólo pueden hacer sus nidos en árboles viejos, viejísimos, que ya tienen el tronco un poco blando, porque ahí pueden escarbar. Entonces ponen sus huevos y cuando nacen los polluelos, vienen los traficantes y tumban el árbol a machetazos. Si es que los polluelos sobreviven a la caída, los agarran y los venden. No se suben a los nidos a agarrarlos de ahí, porque están los papás que los defienden; y según parece, el pico de una guacamaya puede funcionar como un arma muy mortífera.
    —Hay muchas probabilidades de que los pollos mueran con el golpe; además, por cada árbol que tiran hay un sitio menos para que una guacamaya haga su nido. Por eso cada vez hay menos árboles centenarios.
  • Brencompartió una citahace 3 años
    Era un sonido terrible, muy conocido, que no puede significar más que uno va a sufrir muchísimo durante toda la noche: el General no sólo tenía en común con mi Bisa lo poco convencional de sus papeles de abuelos, sino también la capacidad de roncar como una podadora.
  • Jenny Cruzcompartió una citahace 3 años
    —La vida aventurera a veces no combina con la vida familiar —dijo—. Eso ocurre cuando encuentras una causa por la que eres capaz de dar la vida.
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