La parte del diario poético es sobresaliente (su prosa poética tiene efectos muy agradables, juega con las palabras) y tiene imágenes interesantes y bellas. La primera mitad ensayística y de crónica viajera (sin desdeñar la cuidada prosa de Valero) creo que puede desgastarse pronto porque es demasiado canónica y adopta mucho de las actitudes decimonónicas (más ingenuas) ante el paisaje.