Frédéric Bastiat

La Ley

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Si bien Frédéric Bastiat no hizo contribución original alguna a la economía y no hay ley o análisis específico que le puedan ser atribuidos (incluso Marx —como cuenta en el estudio preliminar Carlos Rodríguez Braun— le calificó de «economista pigmeo»), nadie lo ha superado aún en la gracia, ironía y concisión en la defensa de la propiedad privada, los mercados libres y el gobierno limitado. Frente a los profetas de la sociedad justa fundada en un sistema que institucionaliza, a través de la ley, el expolio, Bastiat, con amenidad y elegancia, despliega el contundente argumento de que la mayor justicia es no cometer injusticias y proclama que, lejos de levantar sistemas que legalicen el pillaje, hay que ocuparse de la libertad.
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116 páginas impresas
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Opiniones

  • b2066162900compartió su opiniónhace 5 años
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Citas

  • b2066162900compartió una citahace 5 años
    [54] Bastiat, Obras, óp. cit., pág. 171. <<

    [55] «El Estado tiene dos manos, una

    para recibir y otra para dar; dicho de

    otro modo, la mano fuerte y la mano

    suave. La actividad de la segunda está

    necesariamente

    subordinada

    a

    la

    actividad de la primera. En rigor, el

    Estado puede tomar y no dar, lo cual se

    produce y explica por la naturaleza

    porosa y absorbente de sus manos, que

    retienen siempre una parte y algunas

    veces la totalidad de lo que tocan. Pero

    lo que nunca se ha visto, lo que jamás se

    verá y ni siquiera puede concebirse, es

    que el Estado dé al público más de lo

    que de él recibe… Así, dos esperanzas

    en la gente y dos promesas en el

    gobierno: muchos beneficios y ningún

    impuesto. Esperanzas y promesas que,

    al

    ser

    contradictorias,

    jamás

    se

    realizan… [El Estado] choca siempre

    con la contradicción: si quiere ser

    filántropo, no tiene más remedio que

    forzar la fiscalidad; si renuncia a la

    fiscalidad, tiene que renunciar también a

    la filantropía. Estas dos promesas se

    contrarrestan

    entre



    siempre

    y

    necesariamente. Usar el crédito, es

    decir,

    devorar

    el

    porvenir,

    es

    ciertamente

    un

    medio

    actual

    de

    conciliarlos; se intenta hacer un poco de

    bien en el presente a expensas de mucho

    mal en el futuro
  • b2066162900compartió una citahace 5 años
    «Hace poco oímos negar la

    legitimidad del arrendamiento. Sin

    llegar a tanto, a muchos les resulta

    difícil comprender la perennidad del

    arriendo de capitales. ¿Cómo es posible,

    dicen, que un capital una vez formado,

    pueda

    dar

    una

    renta

    eterna?

    Expliquemos con un ejemplo esta

    legitimidad y esta perennidad. Tengo

    cien sacos de trigo con los que podría

    vivir durante el tiempo en que ejerzo un

    trabajo útil. En lugar de esto, los presto

    durante un año. ¿Qué me debe el

    prestatario? La restitución de mis cien

    sacos de trigo. ¿Sólo me debe esto? En

    este caso, yo habría hecho un servicio

    sin recibir nada a cambio. Me debe,

    pues, además de la simple restitución de

    lo

    prestado,

    un

    servicio,

    una

    remuneración que estará determinada

    por las leyes de la oferta y la demanda:

    eso es el interés. Resulta, pues, que al

    cabo de un año vuelvo a tener cien sacos

    de trigo que puedo prestar, y así

    sucesivamente durante una eternidad. El

    interés es una pequeña porción del

    trabajo que, gracias a mi préstamo, ha

    podido realizar el prestatario. Si

    dispongo de suficientes sacos de trigo

    para que los intereses basten para mi

    subsistencia, puedo vivir sin trabajar y

    sin perjudicar a nadie, y podría

    demostrar que el ocio así conquistado es

    incluso uno de los motivos que impulsan

    el progreso de la sociedad». ibíd., págs.
  • b2066162900compartió una citahace 5 años
    Posiblemente la idea de Bastiat que

    más ha permanecido es la que explicó

    con la falacia de la ventana rota, y que

    consiste en que para determinar si una

    medida es buena o mala, han de mirarse

    sus consecuencias a largo plazo para

    toda la población, y no sólo las que

    tienen lugar a corto plazo para una parte

    de la misma. Otra publicación popular

    de

    Bastiat

    es

    Petición

    de

    los

    fabricantes de velas, donde explora

    satíricamente la irracionalidad del

    proteccionismo.

    Su pequeño libro La Ley es

    considerado

    actualmente

    su

    obra

    maestra, explicando con claridad la

    función de la ley en la vida social.
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