Silvina Ocampo

Cuentos completos I

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Hay un universo Silvina Ocampo, hecho de nostalgia y de asombro. Nostalgia por algo que jamás existió y que quizá ni siquiera entra en el terreno de lo posible. Asombro frente a una realidad lindante todo el tiempo con la fantasía y con los sueños. Hombres, mujeres y niños pueblan ese universo y lo saturan de equívocos, perversas relaciones de poder, falsas inocencias. El amor y el odio, lo trivial y lo extraordinario, más que como opuestos, se manifiestan como una sutil cuestión de matices. Pocos escritores han conseguido expresar así la cualidad de lo inapresable. La edición de la obra de Silvina Ocampo fue hasta el momento dispersa; su acceso, prácticamente imposible para las nuevas generaciones de lectores. Se reúnen en dos volúmenes de publicación sucesiva todos sus cuentos publicados —con excepción de los infantiles— que constituyen uno de los pilares de su labor creativa. Este libro rescata y despliega el inmenso talento y la originalidad de una de las más grandes escritoras argentinas. Su publicación quiere ser un homenaje a su memoria.
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649 páginas impresas
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Citas

  • kim claudiacompartió una citahace 2 años
    Claude seguía las huellas de su cara con las dos manos y mirando el pasaporte pensaba: «No tengo que perder este pasaporte. Soy Claude Vildrac y tengo 14 años. No tengo que olvidarme; si pierdo este pasaporte ya nadie me reconocería, ni yo misma. No tengo que perder este pasaporte. Si llegara a perderlo, seguiría eternamente en este barco hasta que los años lo usaran y prepararan para un naufragio. Los barcos viejos tienen todos que naufragar, y entonces tendría que morirme ahogada y con el pelo suelto y mojado, fotografiada en los diarios: La chica que perdió su pasaporte».
  • Sami Lomelíncompartió una citahace 7 meses
    Mi afición por la música no es tan grande para que pueda engañar a los otros ni a mí mismo.
  • kim claudiacompartió una citahace 2 años
    Quería acordarse del día en que había nacido y fruncía tanto las cejas que a cada instante las personas grandes la interrumpían para que desarrugara la frente. Por eso no podía nunca llegar hasta el recuerdo de su nacimiento.

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