Hitler y el poder de la estética

He aquí la paradoja de un hombre que quería ser un artista pero carecía de talento, que odiaba la política pero era un genio político.

Le preocupa que el campanario en el centro sea demasiado alto; no debe de eclipsar a la aguja de la catedral de Ulm, Danubio arriba, ya que heriría el orgullo de la gente que por allí vive.

Se lo entregaron el día anterior y se instaló iluminación para permitirle ver el aspecto de los edificios en diferentes momentos del día así como bajo la luz de la luna.

El arte siempre será la expresión y el reflejo de los anhelos y realidades de una era»

durante la campaña presidencial contra Hindenburg, se pasaba sus ratos libres ocupado en hacer planes para la reorganización arquitectónica de Berlín.

Hablaba con orgullo del hecho de que corregía sus discursos y proclamas tres, cuatro, cinco veces

Construía sus discursos de forma sistemática, y siempre sabía lo que decía y qué efecto buscaba con sus palabras.

erguido sin hablar, contemplativo, y luego comenzaba tranquilamente

Por fin, levantándose para hablar, comenzaba por no hablar.

resultado no era un mero discurso