La particular memoria de Rosa Masur

¡Mi marido se encuentra mal! Creo que le está dando un infarto

que quiero decir es sencillo. Cuantos más argumentos ponga usted en juego, más tiende a cero coma cinco la probabilidad de poder decantarse por una de las dos soluciones. Es el clásico empate.

Las preguntas cruciales de nuestra vida no pueden resolverse con la razón

Cuando tu carreta de desollador se enfangue y amenace con hundirse, no te bajes, no desesperes, que la abuela del diablo volverá para sacarte…».

Pero Svetlana solo le enseñó su arca de los tesoros, una caja de cartón marrón oscuro que sacó de debajo del sofá.

Alemania en calidad de «refugiado de cupo», y ahora vivía en una ciudad centrogermana, donde trabajaba de diseñador gráfico para un consorcio

Ella misma, la madre, procedía de Samara

Svetlana sabía que la madre de Kóstik no la quería.

Svetlana, por su parte, era la única que no llamaba al ingeniero «Kóstik» a secas o por el mote, «Levántate Kóstik»

Los relatos sobre Aix-en-Provence no ejercían sobre Kóstik ningún estímulo erótico.