La conciencia es solamente la luz gracias a la que se conoce el contorno de la mente y del cuerpo. Es lo que se da cuenta de sentimientos como la dicha, el arrepentimiento, la diversión y la desesperanza. Puede parecer que tome sus formas por un momento, pero es posible reconocer que casi nunca lo hace. De hecho, podemos experimentar directamente que la conciencia nunca es mejorada o empeorada por lo que conoce. Hacer este descubrimiento, una y otra vez, es la base de la vida espiritual.