Sylvia Plath

Poesía completa

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Al acercarnos a la poesía de Sylvia Plath, debemos tener muy presente que, si bien el hecho de conocer los detalles de su vida nos ayuda a comprender y a “traducir” sus poemas, ello no explica, en modo alguno, el poderío de éstos. En Plath es fundamental separar sus logros estéticos de su biografía, de la cual no dependen ni en la forma ni en el fondo. Podemos abordar esta Poesía completa como una mera «confesión” de su autora, pero, al hacerlo, estamos prejuzgando lo que leemos y, peor aún, nos estamos perdiendo otros significados mucho más relevantes y reveladores. Porque Plath, como Trakl o Pizarnik, no debe en absoluto su fama al hecho de haberse quitado la vida sino a que en su obra los acontecimientos están absorbidos, transfigurados por la función universalizadora del mito, y a que fue una poeta cuya imaginación, inteligencia, lenguaje, oficio y apertura al inconsciente alcanzaron un extraordinario grado de desarrollo. Virtudes que tan sólo podemos hallar en los grandes creadores. XOÁN ABELEIRA
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536 páginas impresas
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Opiniones

  • temabazaricompartió su opiniónhace 6 años
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    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    💞Romántico
    🚀Adictivo

  • José Ricardo Ticante Ramírezcompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó

Citas

  • Alma Velarde Ruizcompartió una citahace 5 años
    Los juncos del verano pasado están grabados en hielo,
    como tu imagen en mi mirada
  • anto sepulvedacompartió una citahace 3 meses
    129. CARTA DE AMOR
  • Sofi An Cruzcompartió una citahace 4 meses
    4. CAMPESINOS[22]

    1° de mayo[23]: llegaron dos a una braña de esta guisa:
    “Un prado repleto de margaritas”, dijeron a la vez,
    Como si fueran uno; así que buscaron dónde tumbarse,
    Saltando la cerca de púas, cruzando entre un rebaño de vacas marrones.
    “Ojalá no haya ningún campesino beldando”, dijo ella;
    “Y que el alba nos proteja”, añadió él.
    Junto a un matorral de endrinos, un puñado de flores,
    Tiraron sus abrigos, se acostaron en el verde.
    Abajo: un estanque de agua quieta;
    A través: la colina de punzantes ortigas;
    Luego, a la fuerza, el ganado pastando mudo;
    Encima: nube blanca, aire blanco con hojas espectrales.
    Durante toda la tarde, estos amantes yacieron juntos
    Hasta que el sol pasó de cálido a pálido,
    Y el dulce viento cambió de aire, sopló dañino:
    Las crueles ortigas le picaron a ella en los tobillos desnudos.
    Triste, y aún más enfadado, porque la tierna piel
    Hubiese aceptado una herida tan vil,
    El pisoteó y aplastó los tallos contra la tierra
    Que había lastimado a su querida moza.
    Y ahí va ahora, por su recto y justo camino,
    Decidido, por su honor, a marcharse,
    Mientras ella se queda ardiendo, rodeada de veneno,
    Aguardando a que se le pase ese otro escozor más intenso.

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