me rompía un pie, me hubiera prestado su hombro para apoyarme. Si no tenía para comprar un libro, me lo hubiera regalado. Pero si le decía lo mucho que me afectó haber visto cómo secuestraban a una chica, se mordía el labio inferior y cerraba las cortinas para que no viera todo lo horrible que hay allá afuera