Aitana Vega Casiano

  • leiny mesa rodriguezcompartió una citahace 6 meses
    conservaría y ascendería por mis propios méritos. Sin favores de nadie. Un día, tendré mi propia empresa y ayudaré a otros a cumplir sus sueños.
    —Mi hermano es amigo del director general y se mostró encantado de contar conmigo —dije. Técnicamente,
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    conservaría y ascendería por mis propios méritos. Sin favores de nadie. Un día, tendré mi propia empresa y ayudaré a otros a cumplir sus sueños.
    —Mi hermano es amigo del director general y se mostró encantado de contar conmigo —dije. Técnicamente
  • Michelle AMcompartió una citael año pasado
    Del dolor en el cuerpo que sentía como algo a lo que aferrarse y no algo que deseaba que se le pasara.
  • Michelle AMcompartió una citael año pasado
    Nunca se libraría de ello. Ni de una mínima parte. De cómo la deseaba de una manera que le dolía tanto como la opresión en los pulmones del agua fría, una desesperación por inhalar que solo igualaba la imposibilidad de hacerlo.
  • Michelle AMcompartió una citael año pasado
    La forma en que la amaba era suya, aunque Miel no lo fuera.
  • Xime Zenoncompartió una citael año pasado
    Temían que, si no trataban bien a las cosas hermosas que crecían de forma salvaje, sus propias granjas se marchitarían y morirían.
  • Xime Zenoncompartió una citael año pasado
    La sensación de la niña de que la luna se le había escapado parecía encerrada en un rincón tan profundo dentro de ella que para encontrarlo había que abrirla en canal.
  • Xime Zenoncompartió una citael año pasado
    Sin embargo, esa era la razón por la que Sam pintaba sombras y mares lunares en papel, metal y cristal, la razón por la que copiaba las sombras del Mare Imbrium y el Oceanus Orocellarum, para devolverle la luna.
  • Xime Zenoncompartió una citael año pasado
    Sam había colgado una cadena de ellas entre sus casas, algunas tan pequeñas como las palmas de las manos y otras tan grandes como para llenarle los brazos. Iluminaban la tierra y la hierba silvestre. Estaban arropadas por los árboles y cada una emitía un anillo de luz lo bastante amplio como para tocarse con el de la siguiente, para que nunca caminara en la oscuridad.
  • Xime Zenoncompartió una citael año pasado
    Solo recordarían que los llamaban Miel y Luna, una chica y un chico entretejidos en el folclore del lugar.
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