Tienes que volver, Luz —lloré igual—. No es lo mismo sin ti y la muerte es así, todos podemos morir en un día cualquiera. Podría morir atropellado o asfixiado por uno de los camarones del coctel que pedí. Y nunca sabré cuánto me queda, pero lo que me quede lo quiero vivir contigo. Un día me quiero casar contigo y vivir juntos y decirte lo mucho que me gustan tus hermosos ojos, quiero viajarme el mundo contigo y hacerte feliz, ayudarte a olvidar los problemas y cuidarte de todo lo que hace daño. Entiende Lucía, eres lo mejor que me ha pasado y aunque hayan mil millones de personas en el mundo y aunque hubiera nacido en otra vida y a mil millones de kilómetros de distancia, te volvería a encontrar porque es amor, y quiero hacer una familia contigo…