Pedro José Gómez

El surgimiento de la economía neoclásica significó en este sentido un gran paso atrás, ya que, al centrar su estudio en el intercambio, cualquier actividad que no tuviese lugar en el mercado quedaría totalmente marginada e invisibilizada.

En este capítulo pretendo mostrar la potencialidad de la economía feminista al integrar en los circuitos económicos el trabajo no remunerado y mostrar las limitaciones de la economía heterodoxa, en este caso particular, de la economía mundial al mantenerlo marginalizado.

Trabajos todos ellos absolutamente necesarios para el funcionamiento de la economía mercantil, ya sea porque están directamente implicados en el mantenimiento de la vida humana (trabajo doméstico y de cuidados) o porque lo están indirectamente (generalmente, el salario del trabajador no era suficiente para cubrir los requerimientos del hogar y era necesario que la mujer aportase algún dinero complementario56).

Sorprende que los economistas clásicos —o, al menos, algunos de ellos, como Smith, Ricardo o Marx— preocupados por las ideas reproductivas, no observaran y categorizaran la decisiva aportación económica de las mujeres a la reproducción social y familiar.

la economía nunca ha considerado como parte de la disciplina todos los trabajos o actividades que tienen lugar al margen del mercado

no existe una sola economía feminista

La economía feminista mantiene una mirada crítica a la visión estrecha de la economía tradicional que invisibiliza y no considera trabajo las actividades que se realizan fuera de los márgenes del mercado, y a la pretensión de que el sistema económico mercantil capitalista es autónomo, con capacidad de reproducirse a sí mismo.

reproducción como personas humanas y sociables.

el trabajo no remunerado realizado desde los hogares produce diversos bienes y servicios, pero lo relevante es la actividad dedicada al cuidado de las personas de la familia extensa. Este último no es una mera producción de bienes y servicios, sino que proporciona aspectos emocionales, de socialización, de cuidado en la salud, en la vejez, etc., muchos de ellos imposibles de ser adquiridos en el mercado.

este trabajo no remunerado reproduce la fuerza de trabajo diaria y generacional necesaria para la subsistencia del sistema de producción capitalista, sistema que es incapaz de reproducirla bajo sus propias relaciones de producción