Rainiero Cantalamessa

Estamos aquí para aprender “la sabiduría del corazón”, para convertirnos en sabios, para tomar conciencia, prepararnos y apropiamos de nuestra muerte, rompiendo el pacto de silencio que existe sobre ella y, en cambio, confrontarla

Heidegger hace de la muerte no un incidente que termina con la vida, sino la misma esencia de la vida, aquello de lo que está hecha: vivir es morir

Heidegger hace de la muerte no un incidente que termina con la vida, sino la misma esencia de la vida, aquello de lo que está hecha: vivir es morir

El evangelista crea, incluso, una nueva acepción de la palabra “Pascua” para poder hacer significar la muerte de Cristo: la Pascua es “el paso de Cristo de este mundo al Padre” (cfr. Jn 13, 1).

Ha sido abatido el último muro. Entre Dios y nosotros se alzaban tres muros de separación: el de la naturaleza, el del pecado, el de la muerte.

Ha sido abatido el último muro. Entre Dios y nosotros se alzaban tres muros de separación: el de la naturaleza, el del pecado, el de la muerte.

No te perturbe, pues, el oír el nombre de muerte, antes bien, deléitate en los dones que te aporta este tránsito feliz

“Los cristianos piensan en la muerte en vez de pensar en la vida. Viven más proyectados en el más allá que en este mundo y en sus necesidades. Son infieles a la tierra. ¡Malgastan en el cielo los tesoros destinados a la tierra!” O bien: “¡La Iglesia utiliza el miedo a la muerte para dominar las conciencias!”

Cristiano quiere decir esto y no otras cosas culturales, políticas o de cualquier otro tipo; quiere decir: unido a Cristo para la vida y para la muerte.

No hay mejor punto donde situarse para ver el mundo, a sí mismos y todos los acontecimientos en su propia verdad, que el de la muerte. Desde allí todo adquiere el justo lugar