los periodistas les gustaría esa pequeña historia, me convertiría en una especie de detective de zumo de limón, incluso de pequeña, y demostraría lo cerca que, como hermanas, siempre hemos estado una de la otra. Ahora están frente a tu apartamento, con sus cámaras y sus técnicos de sonido (de caras sudorosas, chaquetas sucias, y cables que se arrastran por los peldaños de la escalera y se enredan en la barandilla). Sí, eso ha sido algo obvio, ¿pero cómo te lo iba a decir, si no? No estoy segura de qué pensarás al convertirte en alguien famoso, o algo así,