Sigurjón Birgir Sigurdsson Sjón

  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    ¡He visto el universo! ¡Está compuesto solamente por versos!
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    De modo que los niños mongólicos de Down no habían alcanzado el pleno crecimiento, y estaban condenados a seguir siendo infantiles y dependientes toda su vida. Pero, al igual que sucedía con los miembros de otras razas atrasadas, con un adecuado tratamiento y mucha paciencia se les podían enseñar bastantes cosas útiles.
    En Islandia se los quitaban de encima nada más nacer
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    No eran necesarios más testimonios; antes de que consiguiera soltar el primer grito, la comadrona le tapaba la nariz y la boca y así volvía a enviar a la criaturita al gran caldero de almas del que ha surgido la humanidad entera
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    A los campesinos les causaban muchos inconvenientes estos «enviados del cielo», y a la gente de la casa le resultaba degradante compartir su sala de estar con aquellas deformidades
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    valle se oscurece; la larga noche de invierno comienza su ascenso ladera arriba. Es como si las tinieblas tuvieran su manantial en la tumba abierta en la esquina occidental del cementerio de Botn; que primero oscurece allí y luego se va ensombreciendo el mundo entero
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    gente de Dalbotn sabía un remedio contra el dolor de cabeza, que consistía en torrar una cabeza de cuervo en un cazo y mezclar las cenizas con lejía fuerte. Luego se untaba la mezcla sobre el lugar dolorido y se dejaba allí hasta que el mal desaparecía
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    Y en ese mismo instante llegó la avalancha hasta él. Golpeó al sacerdote en la espalda y lo arrojó al vacío desde el borde del roquedal
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    El costoso atavío se lo había comprado Abba, pagando con el salario que recibía por su ayuda en las extrañas tareas que se emprendían en Brekka: ir a recoger hierbas y preparar con ellas unos libritos sobre flora islandesa, «con cincuenta y siete especímenes, secos y auténticos», como de ellos se escribía en un artículo sobre Islandia en la Illustrierte Zeitung; los jóvenes románticos regalaban estos libros a sus prometidas, así que las últimas páginas se dejaban en blanco para que en ellas pudieran escribirles delicados poemas
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    Poco después concluyó el infernal viaje del pastor por la nieve helada
  • Dianela Villicaña Denacompartió una citahace 2 años
    Entre las cimas de los montes, al oeste, se ve el universo, brillan tres de las estrellas de la constelación del Cisne.
    Pesados bancos de nubes oscurecen el valle.
    Nieva hasta la mañana
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