Las piezas teatrales se desarrollaban en tres espacios diferenciados, en consonancia con la división social y cultural de la época: en las iglesias, en la corte y en los corrales de comedias. Era el gran divertimento social y, a la vez, el instrumento de transmisión de ideas y de impregnación moral, política y religiosa. El más popular, y no sólo entre el vulgo, era el que tenía lugar en esos patios interiores de casas que se conoce como «corrales de comedias».