A la vez que yo,
nació de mí un animal
que llora cuando estoy feliz
y ríe cuando se me desboca el corazón.
No tiene rostro,
pero su sombra me roza
la palma de las manos
y tirita conmigo por las noches.
No tiene rostro
y no necesita motivos para quedarse,
pero tampoco para irse;
a veces es espejo del mundo
y otras, espejo de mis ojos.
Hay días que reposa su peso en mi pecho
y hay días que me llena de nubes el estómago.
Tengo un animal salvaje dentro
y quienes me hacen feliz
se culpan.
No entienden.
Me culpan.
Solo puedo aprender a vivir con él,