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Juan Rulfo

    DR. TZOMPANTLIcompartió una citahace 2 años
    »… Había una luna grande en medio del mundo. Se me perdían los ojos mirándote. Los rayos de la luna filtrándose sobre tu cara. No me cansaba de ver esa aparición que eras tú. Suave, restregada de luna; tu boca abullonada, humedecida, irisada de estrellas; tu cuerpo transparentándose en el agua de la noche. Susana, Susana San Juan».
    Karelle Buendia Longoriacompartió una citahace 4 meses
    Miraba caer las gotas iluminadas por los relámpagos, y cada que respiraba suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba en ti, Susana."
    Karelle Buendia Longoriacompartió una citahace 4 meses
    "El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver. Ibas teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado del cielo; Sonreías.
    Karina Ramírezcompartió una citael año pasado
    Y se preguntaba hasta cuándo terminaría aquello. Esperaba que alguna vez. Nada puede durar tanto, no existe ningún recuerdo por intenso que sea que no se apague.
    Yair Romero Sikorskicompartió una citahace 5 meses
    y yo en un plan de prometerlo todo.
    Yair Romero Sikorskicompartió una citahace 5 meses
    "El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver.
    Yair Romero Sikorskicompartió una citahace 5 meses
    Y las sombras. El eco de las sombras
    Yair Romero Sikorskicompartió una citahace 5 meses
    La madrugada fue apagando mis recuerdos. Oía de vez en cuando el sonido de las palabras, y notaba la diferencia. Porque las palabras que había oído hasta entonces, hasta entonces lo supe, no tenían ningún sonido, no sonaban; se sentían; pero sin sonido, como las que se oyen durante los sueños
    Enrique Cuellarcompartió una citahace 2 años
    Este mundo, que lo aprieta a uno por todos lados, que va vaciando puños de nuestro polvo aquí y allá, deshaciéndonos en pedazos como si rociara la tierra con nuestra sangre.
    IB Studentcompartió una citahace 7 meses
    Al amanecer, gruesas gotas de lluvia cayeron sobre la tierra. Sonaban huecas al estamparse en el polvo blando y suelto de los surcos. Un pájaro burlón cruzó a ras del suelo y gimió imitando el quejido de un niño; más allá se le oyó dar un gemido como de cansancio, y todavía más lejos, por donde comenzaba a abrirse el horizonte, soltó un hipo y luego una risotada, para volver a gemir después.
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