Su comportamiento no es nada afectado. Sus modales son indolentes, lo mismo que su tono y su manera de expresarse; preferentemente habla el lenguaje del populacho. No creo que ni siquiera conozca el italiano correcto; se constata que ha recibido una mala educación, y él mismo lo reconoce juiciosamente. Lo creo despierto, impulsivo, incapaz de disimular. Sus decisiones son rápidas y sus juicios, severos pero generalmente justos. Hasta ahora, el rasgo que más destaca en él es una gran afición a los placeres.