Alice Oseman

Quiero que alguien me empiece a cantar una canción de la nada para declararme su amor.

Me dije a mí misma que quizá debería empezar a coleccionar gatos, ya que con toda seguridad se convertirían en mis únicos compañeros en unos diez años.

Tengo mucho más amor que mucha gente en el mundo. Incluso aunque nunca tenga una boda.

Los romances escolares eran uno de mis temas favoritos de fanfic. También me encantaban las historias de almas gemelas en universos alternativos o en tiendas de café, o aquellas sobre dolor, placer y amnesia temporal.

Supuse que los romances escolares eran lo más cercano a mi realidad, pero ahora que esa posibilidad era más que cero, me empezó a consumir la ansiedad.

El corazón me latía con mucha fuerza y las manos me temblaban desquiciadamente.

Así se sentía estar con alguien que te gustaba, era normal, ¿verdad?

Todo era completamente normal.

Quiero que alguien me empiece a cantar una canción de la nada para declararme su amor.

—Yo debí haber tomado Inglés. Me habría ido bien.

—¿Por qué no lo hiciste?

Me mira y sonríe.

—Creo que es mejor leer los libros y no tener que estudiarlos.

Pero los libros… son diferentes. Cuando ves una película, eres una especie de intruso que está observando. Pero con los libros… estás justo allí. Estás adentro. Tú eres el personaje principal.

De modo que cuando empezamos a brincar arriba y abajo, sonriendo tan ridículamente y viéndonos el uno al otro, al cielo y en realidad a nada, y Morrisey canta algo acerca de la timidez, realmente no creo que las cosas sean tan malas después de todo.

Creo que deberían saber que invento muchas cosas en mi cabeza, cosas que luego me entristecen.

A veces odio a la gente. Seguramente eso es muy malo para mi salud mental.