Cuanto más lo miro, más me siento ceder a lo que siento en el corazón. La voz residente en mi cabeza me está diciendo que me proteja de lo que podría pasar si me enamoro de él y todo se va al garete. Pero la voz de mi corazón me está gritando que nunca lo deje escapar.
—Quiero hacer una excepción contigo, pero no sé si puedo. No seré capaz de soportarlo si esto acaba mal —digo taladrándolo con la mirada.
Él alza la suya hasta el cielo antes de volver a centrarse en mí.
—Quiero estar ahí para ti.
—¿Me lo prometes?
—No puedo hacer promesas, Kate. Quiero conocerte, y quiero estar ahí para ti, pero no creo que vaya a valerme ya lo de ser amigos. Quiero besarte cada vez que quiera. Quiero abrazarte. Quiero que me cuentes todos tus secretos y terminar contándote yo todos los míos. Te quiero en mi vida —dice y coloca su dedo índice bajo mi barbilla