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Charlie Jonas

  • Irlet K Vicenciocompartió una citahace 2 años
    LLOVÍA DESDE HACÍA horas. Susann Siebenschön estaba junto a la ventana contemplando los altos árboles verdes de la calle Eichendorff, que en ese caprichoso día de abril no le proporcionaban ningún consuelo. A su lado estaba Mimi, que, sentada en el alféizar de la ventana —blanca como la nieve y erguida como una esfinge—, observaba fijamente la cortina gris plateada plagada de incontables gotitas.
    —Qué mal tiempo hace —dijo Susann.
  • Diane Nosprakacompartió una citael año pasado
    Adivinó el semicírculo de casitas coloridas que se acurrucaban junto al puerto, la buganvilla de color fresa y las clemátides de un azul aterciopelado que trepaban exuberantes por la mampostería, y también las bonitas mesas dispuestas a la sombra.
  • Diane Nosprakacompartió una citael año pasado
    Leonie encontraba un poco injusto que Maxie, a la que no le gustaban demasiado los libros —por aquel entonces trabajaba como ayudante en una panadería después de haber interrumpido sus estudios— viviera precisamente en una calle con nombre de poeta
  • Diane Nosprakacompartió una citael año pasado
    Su meta era el Castillo Aragonés, una fortaleza sarracena que se elevaba como una pequeña ciudad al final de un estrecho puente de piedra que parecía atravesar el mar
  • Diane Nosprakacompartió una citael año pasado
    A LAS SIETE de la mañana todo iba bien. A Maxie le encantaban esas primeras horas que solo le pertenecían a ella. Pasaba por delante de los huertos urbanos, que empezaban justo detrás de la plaza Lenau. Olía a césped recién cortado, el aire estaba aún limpio y un gato negro como el carbón corría junto a una valla
  • Diane Nosprakacompartió una citael año pasado
    al conocerse la esencia de una persona en toda su vulnerabilidad y autenticidad pueden anularse las normas del acercamiento humano
  • Diane Nosprakacompartió una citael año pasado
    Pero bajo ciertas circunstancias, en algunos momentos existenciales de nuestra vida, cuando nos sacudimos el muro protector que nos rodea, se abren las grietas en la mampostería y de repente se ve el fondo del alma
  • Diane Nosprakacompartió una citael año pasado
    Algunos lugares tenían su propia magia y cierta familiaridad, que perduraba cuando las personas se habían perdido en el camino de la vida
  • Diane Nosprakacompartió una citael año pasado
    El mar, las palmeras, los olores y los colores, las casitas que se agazapaban en las suaves colinas del Epomeo, la amabilidad que parecía reinar siempre en el ambiente, toda la belleza pintoresca de aquella isla… Todo aquello le había vuelto a despertar los ánimos
  • Josefina Marcelocompartió una citahace 2 años
    Veremos qué trae la noche…
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