—Es usted una mujer muy ladina.
—¿Por qué? ¿Por preguntar vuestra edad?
—No, no se trata de eso, sino por la manera que tiene de hacerlo. Es como si quisiera dar a entender algo sin llegar a afirmarlo del todo.
—Yo no quiero dar a entender nada. Lo que pasa es que eres demasiado suspicaz, Tsuda. Puede que esa actitud te sea útil a la hora de investigar, o de estudiar, pero no te servirá de nada en las relaciones sociales. Créeme: cuando abandones esa mala costumbre tuya, te convertirás en una persona mucho más agradable