Hoy el temor y el drama de la temprana América sigue fascinándonos, captados en una reacción poética del novelista Scott Fitzgerald: “Por un encantador y transitorio instante, el hombre tuvo que haber contenido su aliento en presencia de este continente, obligado a una contemplación estética que no entendía ni deseaba, cara a cara por última vez en la Historia con algo del mismo tamaño que su capacidad de asombro...”