estos nudos requieren tiempo, y es posible que no se deshagan ni siquiera si se lo dedicas, porque su resolución requiere, quizás, la lectura de determinados libros o simplemente unos meses de distancia. Y es entonces, a menudo, cuando el principiante se deja ganar por el pánico y cree que se ha bloqueado.
Si, en cambio, cuando escribes una novela, trabajas simultáneamente en tres, cuatro o cinco capítulos o líneas narrativas; si estás escribiendo a la vez el principio, el final y una escena de la parte central, o dos o tres, no ocurrirá: en cuanto te topes con un nudo que todavía no es el momento de deshacer, podrás pasar a otra escena. Y la forma de deshacerlo llegará cuando tenga que llegar (tal vez dos o tres días o un mes después, mientras haces la compra o buscas aparcamiento). No te digo, como Jack London, que la inspiración hay que perseguirla con un bastón, pero sí hay que crear las condiciones óptimas para recibirla.47
¿Y si escribo cuentos? Es difícil conseguir más accesos con un cuento.
Es verdad. Bolaño, que al final de su carrera también se había convertido en un gran cuentista, además de ser un grandísimo novelista, decía esto: «Nunca abordes los cuentos de uno en uno. Honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince».