Pero, como escribió Jon Juaristi en Auto de Terminación, ya que los historiadores y los científicos sociales no tenemos fuerza suficiente como para desactivar el potencial destructivo del nacionalismo, nuestro deber es, al menos, desacralizar a la nación, «obligándola a descender del cielo de los mitos» y sumergiéndola en la temporalidad. Eso es lo que pretendo.