os jóvenes creen que por vestirse de este modo afirman como en voz alta su propia situación libre, desmadrada, inconformista, la originalidad y la excentricidad de su propio pensamiento. No se dan cuenta, sin embargo, de que en la calle hay miles de personajes perfectamente idénticos a ellos, con las mismas melenas, la misma expresión de ingenuo desafío en el rostro, los mismos zapatos.