Gail Honeyman

Me di cuenta de que esos pequeños detalles —igual que su madre me había hecho una taza de té después de comer sin preguntar y había recordado que no tomaba azúcar, o como cuando Laura puso dos galletitas en el platito del café que me trajo en la peluquería—, ese tipo de cosas, pueden significar mucho

Debe de ser difícil tener que demostrar continuamente que eres algo más, querer que los demás vean bajo la superficie, que te quieran por ti mismo, y no por tu cuerpo imponente, tus ojos brillantes o tu melena espesa y lustrosa.

Si aún vive, seguramente sea muy rico gracias a medios dudosos y poco éticos. Si ha muerto (y la verdad es que así lo espero), entonces imagino que estará pudriéndose en el anillo exterior del séptimo círculo del Infierno, sumergido en un río de sangre hirviendo y llamas, hostigado por centauros.

Una pregunta filosófica: si se cae un árbol en medio del bosque y no hay nadie cerca para oírlo, ¿cómo suena? Y si una mujer totalmente sola le habla en ocasiones a una planta en una maceta, ¿está para que la encierren? Estoy convencida de que hablar con una misma de vez en cuando es de lo más normal. No es que espere una respuesta. Soy perfectamente consciente de que Polly es una planta doméstica.

Todo lo malo pasa en la oscuridad.

Lo miró con tanto amor que tuve que volver la vista. «Al menos sé reconocer el amor cuando lo veo —me dije—. Algo es algo: a mí nadie me ha mirado nunca así pero, si llega el día, me percataré.»

estoy acostumbrada a esperar, y la vida me ha enseñado a ser muy paciente.

Yo sabía por experiencia que la vida nunca era sencilla, de modo que intenté anticipar los problemas potenciales y la mejor forma de encararlos.

es mejor ocuparse solamente de uno mismo. No puedes proteger a los demás, por mucho que te esfuerces. Lo intentas y lo intentas pero, cuando finalmente fracasas, se te cae el mundo encima y arde hasta reducirse a cenizas.

Como Raymond había señalado, el mundo estaba lleno de posibilidades infinitas.