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Massimo Recalcati

  • michicompartió una citahace 2 años
    Telémaco, en cambio, con sus propios ojos contempla el mar, escruta el horizonte. Esperando a que el barco de su padre –a quien no ha llegado a conocer– regrese para devolver la Ley a su isla, dominada por los pretendientes, que han invadido su casa y disfrutan con toda impunidad y sin restricción alguna de sus propiedades. Telémaco se emancipa de la violencia parricida de Edipo; busca a su padre no como a un rival con el que batirse a muerte, sino como un presagio, una esperanza, como posibilidad de devolver la Ley de la palabra a su propia tierra. Si Edipo encarna la tragedia de la transgresión de la Ley, Telémaco encarna la invocación de la Ley; él reza con el fin de que su padre regrese del mar y cifra en ese retorno todas sus esperanzas de que llegue a haber una justicia equitativa para Ítaca
  • michicompartió una citahace 2 años
    Mientras la mirada de Edipo acaba apagándose en la furia impotente de la autoceguera –como marca indeleble de la culpa–, la de Telémaco se vuelve hacia el horizonte para ver si algo regresa del mar.
  • michicompartió una citahace 2 años
    La demanda del padre que invade ahora el malestar de la juventud no es una demanda de poder y de disciplina, sino de testimonio. Sobre el escenario ya no hay padres-amos, sino sólo la necesidad de padrestestigos
  • michicompartió una citahace 2 años
    La demanda del padre no es ya demanda de modelos ideales, de dogmas, de héroes legendarios e invencibles, de jerarquías inmodificables, de una autoridad meramente represiva y disciplinaria, sino de actos, de decisiones, de pasiones capaces de testimoniar, precisamente, cómo se puede estar en este mundo con deseo y, al mismo tiempo, con responsabilidad. El padre que es invocado hoy no puede ser ya el padre poseedor de la última palabra sobre la vida y la muerte, sobre el sentido del bien y del mal, sino sólo un padre radicalmente humanizado, vulnerable, incapaz de decir cuál es el sentido último de la vida, aunque sí capaz de mostrar, a través del testimonio de su propia vida, que la vida puede tener sentido
  • michicompartió una citahace 2 años
    Telémaco es la forma más alta y adecuada del AntiEdipo: no es ni una víctima de su padre, ni se alinea obtusamente contra su padre. Telémaco es el heredero legítimo, el hijo legítimo. «No es sólo un joven que busca a su padre, sino el joven al que le hace falta un padre. Telémaco es el icono del hijo.»2
  • michicompartió una citahace 2 años
    Es ésta la tesis de este libro que más me importa: el heredero es siempre un huérfano, alguien que siempre se queda sin legado, alguien desheredado, desarraigado, carente de patrimonio, abandonado, perdido. La herencia no se verifica nunca como un mero traspaso de bienes o de genes de una generación a otra. La herencia no es un derecho garantizado por naturaleza, sino un movimiento singular, carente de garantías, lo que nos devuelve a nuestra matriz inconsciente; es una recuperación hacia delante de lo que siempre hemos sido; es, como diría Kierkegaard, un «retroceder avanzando». El telón de fondo ante el que esta recuperación se lleva a cabo es el de un imposible. Ningún padre, de hecho, podrá salvarnos nunca, ningún padre podrá ahorrarnos el viaje, peligroso y sin garantías, del heredar
  • michicompartió una citahace 2 años
    Telémaco es el heredero legítimo no porque herede un reino, sino porque nos revela que es sólo en la transmisión de Ley del deseo donde la vida puede emanciparse de la seducción mortífera de la «noche de los pretendientes», es decir, del espejismo de una libertad reducida a pura voluntad de goce. Ésa es la Ley que el humus humano precisa para ser generativa.
  • michicompartió una citahace 2 años
    La metafísica de la pregunta se sobrepone a la de la respuesta
  • michicompartió una citahace 2 años
    un régimen de administración y manipulación biopolítica de los cuerpos bajo la nueva Ley dictada por el discurso del capitalismo: el sexo compulsivo, la afirmación de una libertad sin Ley, la repetición eternizadora de todos los escenarios de Sade nos enseñan que nuestro tiempo ha hecho del placer un imperativo que, en lugar de liberar la vida, la oprime reduciéndola a esclavitud.1 En ello reside la denuncia política radical que atraviesa Salò.
  • michicompartió una citahace 2 años
    El goce como fin en sí mismo es una forma radical del espíritu más reaccionario. Es mucho más transgresivo jurar amor eterno que pasar de un cuerpo a otro sin vínculo amoroso alguno. Es mucho más transgresiva la experiencia de la fidelidad a lo Mismo que el culto aleatorio a lo Nuevo.
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