Chuck Palahniuk

Coge un concentrado con un noventa y ocho por ciento de ácido nítrico gaseoso y añádele el triple de ácido sulfúrico.

Prepáralo en una bañera con agua helada. Luego, échale glicerina con un cuentagotas. Ya tienes nitroglicerina.

Porque la única diferencia de verdad entre el suicidio y el martirio es la atención que pueda prestar la prensa

si Jesucristo hubiese muerto de una sobredosis de barbitúricos, solo y tirado en el suelo del cuarto de baño, ¿estaría en el Cielo?

Esa manía que tenemos de ponernos nostálgicos con lo que tiramos a la basura es porque tenemos miedo a evolucionar. A crecer, a cambiar, a perder peso, a reinventarnos a nosotros mismos. A adaptarnos.

el adicto tiene la tranquilidad de saber con toda probabilidad lo que le espera al final del camino.

Lo que quiero decir es que esto es América. Uno empieza con las pajas y llega a las orgías. Uno fuma un poco de hierba y acaba metiéndose caballo. Es esta cultura nuestra de lo más grande, lo más fuerte, lo más rápido y lo mejor. La palabra clave es progresar.

Los adictos al sexo en realidad son adictos a las endorfinas, no al sexo. Los adictos al sexo tienen unos niveles naturales inferiores de monoamina oxidasa. En realidad, los adictos al sexo lo que ansían es la péptido feniletilamina que uno segrega en situaciones de peligro, capricho pasajero, riesgo y miedo.

¿Qué hace uno cuando toda su identidad queda destruida en un solo instante? ¿Cómo reacciona uno cuando toda la historia de su vida resulta estar equivocada?

el público solo quiere una cantidad limitada de sinceridad