Yo sabía que la vida, a la fuerza, tenía que ser algo más alegre, más real, más trascendente, y el mundo un lugar más hermoso. No deberíamos odiar los lunes y vivir para los fines de semana y las vacaciones. No deberíamos tener que levantar la mano para que nos dieran permiso para ir al baño. No deberíamos tener que estar siempre bajo techo cuando hace un día bonito, una y otra vez.