Descansamos; una pesadilla puede envenenar nuestro sueño.
Despertamos; un pensamiento errante nos empaña el día.
Sentimos, concebimos o razonamos, reímos o lloramos.
Abrazamos una tristeza querida o desechamos nuestra pena;
Todo es igual; pues ya sea alegría o dolor,
El sendero por el que se alejará está abierto.
El ayer del hombre no será jamás igual a su mañana.
¡Nada es duradero salvo la mutabilidad!.
Minmincompartió una citael año pasado
Los diferentes aspectos de la vida no son tan variables como los sentimientos de la naturaleza humana.
Gilberto Julio Marquina Castillocompartió una citahace 3 meses
Empecé a tranquilizarme, si se puede llamar tranquilidad a aquello en lo que nos sumimos cuando la violencia de la ira deja paso a la desesperación.
Gilberto Julio Marquina Castillocompartió una citahace 3 meses
¡Qué mudables son nuestros sentimientos y que extraño el apego que tenemos a la vida, incluso en los momentos de máximo sufrimiento!
Issac Liedcompartió una citael año pasado
¡Dios mío…! ¿Por qué presume el hombre de tener más sensibilidad que las bestias? Eso solo los convierte en seres más necesitados. Si nuestros impulsos se redujeran al hambre, la sed y el deseo, casi podríamos ser libres;
Minmincompartió una citael año pasado
probablemente yo no estaba libre de toda culpa. Un ser humano que desea ser perfecto siempre debe mantener la calma y la mente serena, y nunca debe permitir que la pasión o un deseo pasajero enturbie su tranquilidad
Minmincompartió una citael año pasado
como aquel que, en un sendero solitario,
hace su camino con temor y miedo,
y habiéndose girado una vez, continua andando
y no gira más la cabeza,
porque sabe que un terrible demonio
le sigue muy de cerca.
Andrea Sánchezcompartió una citael mes pasado
Nada es tan doloroso para la mente humana como un cambio violento y repentino.
Andrea Sánchezcompartió una citael mes pasado
el miserable demonio que yo había arrojado al mundo para mi propia destrucción.
Andrea Sánchezcompartió una citael mes pasado
¡Que ese maldito monstruo infernal beba hasta las heces el cáliz de la agonía! ¡Que sienta la desesperación que ahora me atormenta a mí!
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