Cuantas más posesiones materiales tengas, más energía necesitarás para ocuparte de las tareas diarias de la casa. Te estresas, luego te frustras, y es probable que le eches la culpa a los que no parecen ansiosos por ayudarte. Pensarás en ellos como si fueran robots que deben trabajar tanto como tú. Si desechas esos pensamientos lo antes posible, tus relaciones serán más profundas. Habrá menos motivos de frustración y fricción.