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Años después, Remus siempre recordaría pensar en ese momento, que Sirius debía ser el chico más valiente de todo el mundo

Había sido James, quien tenía el ego del tamaño del lago, pero un corazón igual de inmenso.

“Reg, ella te lastimó…”

"¡Ella no me lastimaría!" Su voz se elevó a la defensiva, "¡Ella es mi madre!"

esa había sido la mejor Navidad que Remus había tenido en su vida.

“Los amarás una vez que los conozcas, te lo prometo”.

Remus seguía mirando el libro, pasando las páginas con asombro, y Sirius se apartó, sonriendo.

competir con James, quien, sin importar si ganaba o perdía, siempre terminaba la competencia con una amplia sonrisa y una amistosa palmada en la espalda.

"La pasión es una cualidad importante en un mago, Remus."

Cada noche, luego de terminar sus tareas y detención, Remus cerraba las cortinas alrededor de su cama, alumbraba con su varita, y leía el mismo capítulo una y otra vez.

“Sirius”, respondió Peter, “Vamos Lupin, ya tocamos ese tema. ¿Es la estrella más brillante del cielo? ¿La estrella del perro?"