La tesis supone consumidores moralmente informados que exigen a empresas, supermercados o restaurantes que sus productos cárnicos provengan de animales tratados «humanamente». La consecuencia es que, ante la demanda de productos cruelty free, los empresarios capitalistas se verán obligados a cambiar sus procesos de manejo y trato de los animales que sacrifican, lo que redunda en el bienestar animal