Me doy cuenta de que las imágenes son principalmente una tarea, una puesta en relación, un proceso de articulación de vivencias. No me obsesiona establecer una especie de armonía entre el recuerdo y las imágenes, solo deseo habilitar un espacio, por frágil que resulte, en el que las fotografías no solo sean el lastre de la experiencia, sino una réplica mágica de la vida, una réplica que se libera de nuestro control y cuya autonomía debemos respetar. Solo así podré revivir en estas imágenes y entonces me consolará que un único espectador se esfuerce por mirarlas y comprenderlas.