Opal Reyne

No pudo evitar que le gustara la forma en que sonaba su voz. Brusco, áspero, oscuro e insinuando calidez

Otra gota de baba goteó sobre su mejilla cuando el crujido de la nieve crujió en sus oídos desde su hocico y su mandíbula redonda y puntiaguda

presionando contra ella. Su lengua ahora descansaba firmemente contra su mejilla.

El brillo apagado de sus ojos rojos se desvaneció cuando se hizo cargo de un amarillo intenso, un nuevo color.

lamió su pecho y se sumergió en el bajo escote de su vestido lo suficiente como para que su lengua apenas pasara por alto su pezón!

“Es más fuerte aquí, justo encima de tu corazón”. Volvió a lamer, creando otro aullido que salió estrangulado con un jadeo. "Sí. Puedo sentir a qué hueles claramente ahora.”

Reia cerró los ojos con fuerza.

¡¿Qué carajo me pasa?! Esas dos simples lamidas sobre su pecho, sintiendo cuán áspera, pero resbaladiza era su larga lengua, había enviado una carga por todo su cuerpo.

Como si la estuviera traicionando, su pezón de ese lado se había endurecido rápidamente mientras que el otro se reafirmaba lentamente

detrás de él. Un charco de calor se había extendido a través de su vientre, construyéndose justo por encima de su núcleo que se contrajo.

“Tu vida es preciosa. Intentaré asegurarme de que no termine si puedo”.

"Ven, pequeño humano". Hizo un gesto con la mano para presentarle más de su brazo izquierdo. "Déjame derretir tu corazón".

Su visión tomó un tono púrpura, sus ojos cambiaron a ese color, cuando el rosa comenzó a subir en los huesos arqueados de sus mejillas acompañado por el más mínimo atisbo de una sonrisa. Era el primero que había visto de sus labios de aspecto suave, y provocó que el calor se arremolinara en sus entrañas y le robara el dolor por completo.

Fue una reacción extraña de su parte, una tonta, pero hizo que sus entrañas cantaran cuando ella voluntariamente se acercó a ese lado de él y se sentó en el hueco de su codo que él bajó para ella. Él enroscó su brazo

Orpheus se rió entre dientes,

al lado de la bañera en estado de shock. Ella no sabía que él tenía la capacidad de reír, y había sido delicioso y encantador con la profundidad de su rica voz.

El amarillo se aclaró en un tono más brillante, una emoción placentera lo llenó. Uno que pensó que podría ser deleite o felicidad.