Nuestros libros suelen estar llenos de los ingeniosos y profundos pensamientos de los colonizadores y demás señores que alguna vez tuvieron una pluma en la mano, mientras que los esclavos, los indios y todos los personajes iletrados quedan como seres unidimensionales, brumosos y relativamente poco interesantes hasta en los estudios que más simpatía les tienen.