Francine Jay

Y ¿si te dijese que con menos cosas podrías ser más feliz? Parece una tontería, ¿verdad? Eso es porque todos los días, en todas partes, recibimos miles de mensajes que nos dicen lo contrario: compra esto y estarás más guapo; adquiere aquello y tendrás más éxito; hazte con lo otro y tu felicidad no tendrá límites.

De acuerdo. Hemos comprado esto, aquello y lo otro, así que tendríamos que sentirnos como en una nube, ¿no? Sin embargo, en muchos casos, la respuesta es negativa. De hecho, casi siempre sucede todo lo contrario: muchas de esas cosas (y sus promesas vacías) se llevan el dinero de nuestros bolsillos, la magia de nuestras relaciones y la alegría de nuestras vidas.

¿Te ha ocurrido alguna vez que al contemplar tu casa y ver todas las cosas que has comprado y heredado o que te han regalado, te sientes agobiado en vez de rebosante de alegría? ¿Tu deuda con la tarjeta de crédito no deja de aumentar, y te cuesta recordar las compras que todavía estás pagando? ¿Deseas en secreto que un vendaval se lleve todo lo que acumulas en casa para así poder empezar de nuevo?

En primer lugar, vamos a recapacitar sobre el término «minimalismo». Parece que se ha rodeado de un aura un tanto intimidante, elitista, porque suele relacionarse con lofts elegantes y carísimos con muy pocos muebles.

relaciona con la pérdida, la privación y la escasez. Sin embargo, si observamos la palabra vacío desde otro ángulo (piensa en lo que sí que hay en lugar de pensar en lo que no hay), donde había vacío ahora hay «espacio». ¡Espacio! Y ¡es algo que todos podríamos aprovechar más! Espacio en los armarios, en los garajes, en las agendas; espacio para pensar, jugar, crear y divertirnos con nuestras familias... Esa es justo la belleza del minimalismo.

palabra sugiere interiores despejados, maravillosos, con suelos de hormigón y superficies blancas impolutas. Suena muy sobrio, serio y estéril. ¿Cómo podría encajar el minimalismo en la vida de personas con hijos, mascotas, aficiones, propaganda en el buzón y ropa que lavar y recoger?

Mucha gente, cuando escucha la palabra minimalismo, piensa inmediatamente en «vacío». Por desgracia, el concepto de «vacío» no resulta atractivo, dado que se relaciona con la pérdida, la privación y la escasez. Sin embargo, si observamos la palabra vacío desde otro ángulo (piensa en lo que sí que hay en lugar de pensar en lo que no hay), donde había vacío ahora hay «espacio». ¡Espacio! Y ¡es algo que todos podríamos aprovechar más! Espacio en los armarios, en los garajes, en las agendas; espacio para pensar, jugar, crear y divertirnos con nuestras familias... Esa es justo la belleza del minimalismo.

Piénsalo de este modo: un recipiente es más valioso cuando está vacío. No podemos disfrutar del café si en la taza hay posos viejos, ni podemos presumir de las flores de nuestro jardín si hay flores marchitas en el jarrón. Cuan

Todo esto suena muy bien, pero ¿cómo llegamos hasta ahí? ¿Por dónde empezamos? ¿En qué se diferencia este libro de otros sobre el mismo tema? A diferencia de muchos otros libros que explican cómo organizar nuestras vidas, este no trata sobre recipientes bonitos o sistemas de almacenamiento para guardar tus cosas, sino que parte de la base de reducir la cantidad de cosas que tienes. Además, no tendrás que responder cuestionarios, ni elaborar listas o rellenar cuadros; ¿quién tiene tiempo para eso? Tampoco encontrarás historias reales sobre los trastos de los demás; aquí, el protagonista eres solo tú.

El minimalismo nos permite tomar el control de nuestras posesiones. Recuperamos nuestro espacio, así como las funciones y el potencial de nuestro hogar. La casa vuelve a ser un recipiente abierto, despejado y receptivo para la sustancia de nuestras vidas. Nos declaramos independientes de la tiranía de la acumulación. ¡Es toda una liberación!

Empezaremos por cultivar una mentalidad minimalista. No te preocupes, ¡no es difícil! Vamos a pensar en las satisfacciones y los beneficios de una vida ordenada, lo que te proporcionará la motivación que necesitarás más tarde, cuando tengas que enfrentarte a la porcelana de la abuela.