Se ha intentado explorar la historia de una familia, de una casa de provincias, no a partir de elementos reales, acontecimientos, caracteres o destinos verdaderos, sino buscando desvelar su contenido mítico, el sentido último de esta historia (…) Los elementos de este idioma mitológico provienen de los fantasmas precoces de la infancia, premoniciones, horrores, anticipaciones, de esa edad que constituye la cuna de un pensamiento mítico.