Maya Banks

Y precisamente suposiciones así eran las que lo habían metido en este apuro.

Chessy no quería mentir a las mujeres a las que quería más que a nadie. Sus mejores amigas: sus amigas. Su apoyo.

—No os negaré que me duele un poquito. Bueno, mucho —corrigió al ver la mirada que le lanzaba Kylie como diciéndole «No engañas a nadie, amiga»—.

Era una necesidad que no podía explicar y que desafiaba toda lógica. Algunas cosas eran como eran, así sin más

Estoy bien. Bueno, bien, bien, no, pero físicamente sí.

no había reparado en el dolor en los omoplatos porque el dolor del corazón ensombrecía todo lo demás

Las cosas buenas nunca son fáciles

Unos pocos minutos después, se encontró blasfemando y dirigiéndose al despacho de Gabe.

—¿Qué narices pasa con el hotel de París? —exigió—.