bookmate game

La tinta del silencio

  • b1843006596compartió una citael año pasado
    La melancolía es el placer de estar triste.

    Victor Hugo
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    Algo había que hacer para que sus ojos no dejaran de ver lo que unos ojos normales. ¿Y qué son unos ojos normales? ¿Acaso todos ven lo mismo?
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    Mi papá quiso hablar. No podía, estaba muy nervioso. Finalmente le dijo a mi mamá que mejor ella hablara. Me dijo que tenían que quitarme un ojo. Su cara parecía muy preocupada. Yo no me asusté ni lloré; era simplemente una noticia más. Ya estaba tan
    acostumbrada a toda clase de sorpresas con mis ojos que me daba lo mismo otra más, además a eso iba, a que me operaran del ojo.
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    Imaginé que, probablemente, el lugar de un ciego en muchos pueblos es su casa, encerrado para no dar problemas ni lástima.
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    De niña siempre hubo quien se responsabilizara por mis ojos, ahora todo estaba en mis manos.
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    ¿Ver? ¿A costa de qué? ¿Luchar? La lucha había sido de toda la vida, y ya no sabía si valorar ese mínimo resto de luz que aún podría rescatar. Siete años había vivido sólo para un ojo, cediéndole mi vida entera, mi salud, mi alegría, mi vitalidad.
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    Estaba harta de ser la heroína de mi propia vida. Quería ahora que la voluntad del destino decidiera por mí.
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    Finalmente terminó todo con una cirugía el 15 de enero, y mi vida desde entonces se volvió más oscura desde mis ojos, pero más rica, sana, amable, interesante desde los otros ojos que se me han regalado.
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    Las primeras veces que salí a la calle me sentía demasiado rara, con la sensación de ser toda yo unos gigantescos y mentirosos ojos verdes de mirada prestada. Poco a poco me fui acostumbrando a mostrarlos con naturalidad y hasta con coquetería. De vez en cuando noto reacciones ante ellos, parecen ser bastante llamativos. Mucha gente los halaga, y cuando esto sucede, me siento extrañamente deshonesta, por saber que literalmente no son míos, por saber que no pueden ver al que los mira, por mostrar en ellos un color que por supuesto no es el que la vida me regaló cuando nací, y porque ni siquiera yo puedo dimensionar su belleza.
  • Silvia Arenascompartió una citael año pasado
    ¿Qué será lo que más me mueve de la mirada perdida? ¿La ciega ignorancia que vivo desde mis ojos? ¿La intrusa mirada del otro, que no distingo, pero que me ve, que me juzga?
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)