Edmundo Valadés

  • Mauricio Coronelcompartió una citahace 5 meses
    nos vio con rencor, nos acusó quesque por revoltosos. Que parecía que nosotros le habíamos quitado sus tierras.
  • Mauricio Coronelcompartió una citahace 5 meses
    Sacramento habla sin énfasis, sin pausas premeditadas. Es como si estuviera arando la tierra. Sus palabras caen como granos, al sembrar.
  • Mauricio Coronelcompartió una citahace 5 meses
    fuimos a buscarlo; que nos diera tantita agua, siñor, pa nuestras siembras. Y nos atendió con malas razones, que por nada se amuina con nosotros.
  • Mauricio Coronelcompartió una citahace 5 meses
    Salió el presidente municipal con los suyos, que son gente mala y nos robaron dos muchachas: a Lupita, la que se iba a casar con Herminio, y a la hija de Crescencio. Como nos tomaron desprevenidos, que andábamos en la faena, no pudimos evitarlo. Se las llevaron a fuerza al monte y ai las dejaron tiradas. Cuando regresaron
    las muchachas, en muy malas condiciones, porque hasta de golpes les dieron, ni siquiera tuvimos que preguntar nada.
  • Mauricio Coronelcompartió una citahace 5 meses
    Solicitamos su venia para hacernos justicia por nuestra propia mano…
  • Mauricio Coronelcompartió una citahace 5 meses
    Sería cobardía esperar a que nuestra justicia hiciera justicia
  • Mauricio Coronelcompartió una citahace 5 meses
    Los que estén de acuerdo en que se les dé permiso para matar al presidente municipal, que levanten la mano…
  • Denis Fdzcompartió una citahace 2 años
    Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño, y le dieran una flor como prueba de que había estado ahí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano… ¿entonces qué?
  • Denis Fdzcompartió una citahace 2 años
    SUEÑO INFINITO DE PAO YU
    Pao Yu soñó que estaba en un jardín idéntico al de su casa. “¿Será posible, dijo, que haya un jardín idéntico al mío?” Se le acercaron unas doncellas. Pao Yu se dijo atónito: “¿Alguien tendrá doncellas iguales a Hsi-Yen, a Pin-Erh y a todas las de casa?” Una de las doncellas exclamó: “Ahí está Pao Yu. ¿Cómo habrá llegado hasta aquí?” Pao Yu pensó que lo habían reconocido. Se adelantó y les dijo: “Estaba caminando; por casualidad llegué hasta aquí. Caminemos un poco.” Las doncellas se rieron. “¡Qué desatino! Te confundimos con Pao Yu, nuestro amo, pero no eres tan gallardo como él.” Eran doncellas de otro Pao Yu. “Queridas hermanas —les dijo—: yo soy Pao Yu. ¿Quién es vuestro amo?” “Es Pao Yu —contestaron—. Sus padres le dieron ese nombre, que está compuesto de los dos caracteres: Pao (precioso) y Yu (jade), para que su vida fuera larga y feliz. ¿Quién eres tú para usurpar ese nombre?’’ Se fueron riéndose.

    Pao Yu quedó abatido. “Nunca me han tratado tan mal. ¿Por qué me aborrecerán estas doncellas? ¿Habrá, de veras, otro Pao Yu? Tengo que averiguarlo.” Trabajado por esos pensamientos, llegó a un patio que le pareció extrañamente familiar. Subió la escalera y entró en su cuarto. Vio a un joven acostado; al lado de la cama reían y hacían labores unas muchachas. El joven suspiraba. Una de las doncellas le dijo: “Qué sueñas, Pao Yu, estás afligido?” “Tuve un sueño muy raro. Soñé que estaba en un jardín y que ustedes no me reconocieron y me dejaron solo. Las seguí hasta la casa y me encontré con otro Pao Yu durmiendo en mi cama.” Al oír este diálogo, Pao Yu no pudo contenerse y exclamó: “Vine en busca de un Pao Yu; eres tú.” El joven se levantó y lo abrazó, gritando: “No era un sueño, tú eres Pao Yu.” Una voz llamó desde el jardín: “¡Pao Yu!” Los dos Pao Yu temblaron. El soñado se fue. El otro le decía: “¡Vuelve pronto, Pao Yu!” Pao Yu se despertó. Su doncella Hhi-Yen le preguntó: “¿Qué sueñas, Pao Yu, estás afligido?” “Tuve un sueño muy raro. Soñ
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)