Que tanto la vida como la muerte nos acompañan en un proceso natural
Que la vida es permanente cambio y tenemos que afrontar constantes despedidas, adioses, pérdidas. Pensemos, más allá de los fallecimientos de nuestros seres queridos, en todos los adioses que decimos ya desde niños: acabamos el colegio y pasamos al instituto, se va nuestro mejor amigo a vivir a otro lugar o nos tenemos que ir nosotros mismos, nuestros padres se separan… y tantas pérdidas y cambios
Que pasamos momentos de tristeza, angustia, momentos muy dolorosos. Pero si ellos pueden experimentarlos tanto como nosotros, sus adultos de referencia, tras el sufrimiento y el llanto todos volveremos a reír y ser felices. Y a los niños les será mucho más fácil expresar sus emociones si nosotros las expresamos